¿Piensas que hemos recorrido todo este camino para desfallecer en el último suspiro? No, lo siento, no soy de dichos ni frases, más de "idas y venidas", si quieres de "vaivenes" deslizarse por la rama sin arañar.
Se grabó ese paisaje en la mente, no se de que manera ni porque, era entre árboles y ramas, en una carretera que se enmascaraba en el verde del entorno. Recorriendo serpentinas carreteras entre montañas, era tan pequeño que la mente fue capaz de seleccionar lo bueno. Supongo que pocas cosas malas podía almacenar esa pequeña cabecita de esa criatura a edades tan tempranas. En el coche, vetusto, Renault Megane de aquella epoca, de los primeros, nada de radio-cds, si acaso, radio-cassettes, de hecho cassette de Luar Na Lubre y el track, Tu gitana, a continuación O son Do Ar.
En el coche, como a lomos de un caballo de aquellas épocas medievales, atravesando, penetrando en las montañas verdes, inhóspitas y árduas; duras, rudas, picudas y escalonadas. Sierra de dientes de carpintero del Elegido, irregulares e intensas como café de antro con tropezón de grano colombiano, brasileño o ecuatoriano, intenso y suave, caminar entre caminos, buscarse la vida: descubrir. A la derecha, según transcurra tu camino, la ribera de un arroyo que no recuerdo el nombre, en el supuesto de que alguien lo hubiera bautizado con sus aguas. Crepitar sin fuego, ulular sin viento en sus hojas, cabalgar sin caballo. Musgo en el asfalto inerte de artefactos modernos y motorizados y rebosante de vida natural. Cualquier tipo de árboles podías encontrar en aquel sueño de aquel niño. Atemporal, sitio al que regresar sin mucho tardar, teletransporte de quimeras y utopías. Dividirse entre la razón y el sueño. Hoy sueño, en aquella época razón sinrazón de menor, de menor de edad.
Los años que no volverán, los días, como el de hoy, que no serán nunca más. Ese es el sueño abstracto de un niño que en alguna ocasión viajó en un Renault Megane, gris para más señas, por no se que sitio o lugar y que hoy hace que pueda rememorar. No sabría decir tampoco si esta historia me la estoy inventando, pero seguramente, inventada o no, no deja de ser una historia.
Es lo que me sale ahora...
- miércoles,30
- 0
- martes,18
- 2
Gigante de acero, por fuera, barras estremecidas entre sí, rígidas. Desbancados enlaces soldados a conciencia. Soplete y electrodo. De lo más caro, de lo mejor, de lo aparentemente estético. Visualmente guerrero, vital, lozano y vigoroso, aunque mayor y 'cascao'. Eso por fuera. Planchas metálicas de acero fundido. Impenetrable, blindado, acorazado, infranqueable. Juez de guerra, de mucha guerra y de poca paz, así lo entiende, cuanto más mejor, gasolina y yesca seca al fuego. Altamente inflamable, regusto en el fuego del averno, y asta de toro en el albero, tabla ruda y rudimentaria, no rural, lo rural no tiene culpa, pero si de tiempos lejanos, remotos, desclasificados, de épocas de inquisición y desuelle por lengua y con manos la piel en plaza pública. Como si los seres humanos no hablásemos, solo gritásemos.
Doble mirada, triple intención, y si puede, infinito daño, dolor y sangre: sufrimiento. Placer estrujando tu daño, éxtasis sintiendo el calor de tus testilos en sus manos, inyección del rojo sangre (im) pura, y si al final de morir puede bailar sobre tu tumba, bailará. Para eso deberá seguir vivo.

- martes,28
- 0

- sábado,23
- 0
- lunes,21
- 0
No se escribir. No me ganaría la vida escribiendo nunca, ni aunque me lo ofreciesen. Dando por hecho que alguien me diera esa oportunidad. No la aceptaría.
Me encanta contar como puedo y como sé lo que me gusta o no, lo que me pasa o lo que me gustaría que me pasase e incluso lo que sueño, lo que veo. Las parejas del parque, al sol, arrumacos y su felicidad, su entrega y sus desengaños. La vida de los demás que al final debe ser, digo yo sin ser psicólogo, algo de vacío. Supongo que eso diría un psicólogo, supongo, o no. Mi imaginación vuela, son historias improbables, azarosas y, probablemente, inverosímiles. Me gusta todo eso, pero aquí. Si otra que vomitar por los dedos y entre las teclas historias. Por eso, una vez más vamos a intentarlo.
Seguramente entre la razón y el corazón existe una delgada línea que no se debe cruzar. No es miedo. Es como la vigilia y el sueño, la caída libre a ningún sitio y la inmóvil sensación que te atrapa cada noche. Luego, después de eso, el cerebro 'resetea' y procesa recuerdos, circunstancias y excitaciones vividas.
La amistad que se tenían impedía cruzar esa línea. Había sido un año intenso. Pero vieron que no había sido más que eso. El nobel había tratado de aprender para crecer, ser honesto consigo, y tratar de ser íntegro. Nada fue recíproco. Nunca lo fue. Fue, más bien, canalla en algunos momentos. Capaz de increpar a quien roba, levantando el mástil y haciendo ondear la bandera de la honradez. Farsante.
Llevaba algunos años ejerciendo el vil arte del engaño y la desconfianza. Anteriores compañeros y en la antigüedad, quizás, amigos, no llamaron nunca a su teléfono. De sus agendas borraron los teléfonos y a sus compañías llamaron para informar que ese número fuera restringido en caso de ser tecleado.
Sólo fue capaz de irse construyendo una cárcel desde dentro. Era bonita, los lavabos era de mármol, la cocina disponía de las últimas novedades y adelantos, tres dormitorios, éstos equipados hasta las escayolas de los techos de todo tipo de comodidades, un recibidor de doble suelo, moderno, sin parangón, exclusivo. Un comedor, que hacia las veces de recibidor y de salón. Todo ello, amén de la calefacción central que había instalado, lo completaba un jardín repleto de barrotes. Así es como lo veía, o al menos así lo contaba. De ella, difícil remedio tenía salir. Era casi imposible. Y cada día que pasaba los barrotes eran más anchos y las oportunidades se iban pareciendo más a un grano de arena. Fariseo.
Se me ha ido. Buenas, y hasta la próxima.

- jueves,10
- 1
Es la música que hace tele-transportarte a otras épocas, la que te emociona o la que te hace pensar, esa es la que merece la pena. Es la música que te conmueve, e incluso, la que te da pie a preguntas al autor, esa es la que gusta la de verdad. Es la música la que te hace oler los pinos.
Enfrascado en El Último de la Fila vivo. Impregnado de pequeño y aun no se por que. En casa siempre escuché a The Beatles y a Juan Luis Guerra. Por medio, de vez en cuando, se oía a Sabina, Serrat o Chavela Vargas. Después, me aficioné a Ismael Serrano. Y más tarde comprendí, y aprendí a oír músicas modernas.
La banda sonora de la vida, la de cada uno, independientemente de la cultura en la que te eduquen, en la que te formes y crezcas. Un do, un sí, y una cosa que tiene forma de almohadilla junto a unas letras. Dentro del pentagrama de tu vida, con tus opciones, con tus películas, con tus historias, con tus idas y venidas.
Esas cinco líneas serán las que marquen, desde que naces e intuyes, hasta que eres consciente de lo que pasa a tu alrededor. Te devolverán, como regurgitar, recuerdos ya almacenado y aparcado. Diluidos, disueltos, dispersos, desaparecidos. Eso creías. Ahí están, tus recuerdos te acompañarán toda la vida y de nexo existirá una melodía que hará que todo lo que recuerdes sea en color o en blanco y negro.
Así, desempolvo este blog. Como diría Brendan Gleeson en The Guard: "Nos vemos"