Mi madre me contó una cosa que mi abuela me atestiguo. La sopa de ajo era de pobres (Que nadie se ofenda. Los huevos con chorizo también y mira como se lo ha montado Lucio) y a mi me encanta. Los, ya mencionados, huevos con chorizo (que por otra parte, como se dice, 'cuando seas mayor comeras huevos con chorizo... o al menos eso me decía un profesor mío) me vuelven loco (evito chistes de'mojar' que estan muy leídos y oídos) y ayer me pirrié por ese famoso pan de pobre.

Os describo-comento: Su aspecto es parecido a la, ya famosa quesada, pasiega. Algo rugoso y en algunos tramos algo quemada. De color amarillo, quizas por los huevos empleados o quien sabe si por la manteca o mantequilla añadida. Al partir la porción en su interior encontramos un aspecto puramente 'Quesadil' (es decir, de quesada). Y su sabor, según su variedad de posibilidades en los ingredientes (en mi caso alimonado... aunque puede ser, por ejemplo, a anís), suave, apetitoso, ligero (aunque no por sus Kilocalorías, supongo) y muy de agradecer al terminar una buena comida como la que, digamoslo así, efectué ayer.

Por último Selaya... precioso. El manto blanco que bloquea ciudades como Madrid o Barcelona, que sorprende a propios e incrédulos en Córdoba o Sevilla, que hace admirar a luegareños de Galicia o Xixón, esa misma nieve a Selaya, a pesar de cortar el alto del Caracol o la Bragía, la hace parecer más de cuento. El olor a chimenea, a leña quemada y los caminos en los copos acumulados haciendo senderos le da un toque, cuando menos, singular a esa localidad cántabra