Hoy 'Menos Lobos'

Siempre, y repito siempre, he pensado que los cimientos de cualquier cosa se empiezan por abajo, por los pies. En este caso, la música como cualquier otra cosa. Hace tiempo buceando por Internet encontraba a 'Albertis', al que dediqué un rinconcito de opinión en mi Weblog. El otro día me he llevado una una grata sorpresa. Su madre, Pepa, me agradeció mi mención y yo la agradezco desde aquí su tiempo valioso empleado para escribirme. Internet bien usado es una pasada.

Hace días descubrí un grupo que encandila. Se dejan oir y gustar. La música, siempre lo he dicho, es la banda sonora de nuestra vida y es la encargada de hacerte viajar sin tener moverte del sitio. La que te anima en días tristes y la que te ayuda a seguir en días que se pueden torcer. Es la que te crea misterio, te emociona y hace llorar y la que te roza con sus notas para que no te sientas sólo. La música es una gozada. Y por ello es necesario que la cuidemos y la demos mimo desde que un grupo nace hasta que se retira. Se llaman 'Menos Lobos' y, quiero creer, que estan inmersos en el mundo de las nuevas tecnologías porque en su myspace dan guerra, pero de la buena.

He escuchado algunas de sus canciones pero, como los buenos grupos, me cuentas que ganan más en directo y que te lo pasas mejor, ¡Que duda cabe!

Estoy cansado de la 'puñetera' musica comercial. Que cada uno toque lo que pueda, ya que entre 6.000 millones de habitantes que tiene el planeta tierra a alguien le gustarás. Porque siempre hay un roto para un 'descosio' Y hablando de internet ahí esta la mágia del asunto.

Último recado: hay que escuchar más musica de base y hay que escuchar más Albertits y hay que escuchar más 'Menos lobos'


Micro-relato (I)

Te quiero contar una historia triste. Porque Perales cantaba en uno de sus temas "Estos días grises del otoño me ponen triste..." y ahora ya, prácticamente es Otoño. Vamos a ello, lee atentamente, siéntate, despeja y si es necesario pon una musica ambiental. Pero primero escucha esto...



Y era ahí, cuando dormía la ciudad, de noche. Y como siempre las mejores historia de fracaso y tristeza, las que acaban como en la vida real y no como en los cuentos de hadas, se dan en locales oscuros y humeantes. Ella, bastante borracha, gritaba. Costaba distinguir sus palabras de los balbuceos de un niño o los ladridos de un perro triste. Se había ido a matar sus penas. Huía de lo perra que había sido la vida con ella. La quedaban lejos los recuerdos de días felices. Al final en su pecho un corazón que sangraba en forma de lágrimas. En realidad era libre pero no dejaba de estar encadenada a una dura rutina que la ataba y la amordazaba. Sentía que la vida se la iba. Que poco a poco moría por no hacer lo que pensaba y por no haber hecho lo que un dia creyó.

Esa noche llegó a su portal, intentó buscar las llaves en su bolso granate. Tardó un buen rato en encontralas y se decidió a abrir la puerta, la del portal y la de su hogar. Cuando entró en su
casa intento posar sus cosas, quitarse la ropa y descalzarse y al desprenderse de su segundo zapato cortó con la vida. Se abalanzó al piso y durmió para siempre

Gana el que sabe amar...


Es probable que cada noche te vea a lo lejos en el mismo lugar en el que yo estoy. Te miro, te observo y no te saludo. Cuando me ves mirando, giro la cabeza sigo a lo mio y disumulo. Probablemente seas buena gente, se nota cuando hablas y tratas con amigos. Quizas haya pasado el momento de entrablar una conversación. Lo mismo ya es tarde. Lo lamento porque, como ya escribí antes, no pareces mala persona. Sigo sin encontrar el momento, el hueco, esa fracción de segundo para incorporarme a una conversación y, como dice la cancion, volver a aprender el nombre de las cosas, a aprender lo necesario, a aprender del bosque de tu alegría y de manos de tu sereno misterio. Aprender que se puede prescindir de lo inutil que nada es precario, aprender del brillo de tus ojos y disfrutar del tiempo lento y cuatro cosas útiles de tu gesto cierto.

Se acaba el verano y seguimos igual. Te sigo viendo en cada calle, cada acera, cada esquina, cada sueño. Cada antro, cada bar, cada sitio, cada banco. Veo que se tiene que acabar el sufrir y el lamentar. No se puede vivir así.

Me distraigo, miro a las nubes, viajo, voy de aquí para alla y bajo la cabeza para seguir pensando que la tierra es en el lugar en que mejor puedo estar, contemplando. Viendo pasar las horas, mirando al Sol que cae, la Luna que se levanta despues, de como el Sol, caerse cada mañana.

Así es.
PD: ha titulado mi amiga Malas Artes. ¡Gracias!

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