Micro-relato (I)

Te quiero contar una historia triste. Porque Perales cantaba en uno de sus temas "Estos días grises del otoño me ponen triste..." y ahora ya, prácticamente es Otoño. Vamos a ello, lee atentamente, siéntate, despeja y si es necesario pon una musica ambiental. Pero primero escucha esto...



Y era ahí, cuando dormía la ciudad, de noche. Y como siempre las mejores historia de fracaso y tristeza, las que acaban como en la vida real y no como en los cuentos de hadas, se dan en locales oscuros y humeantes. Ella, bastante borracha, gritaba. Costaba distinguir sus palabras de los balbuceos de un niño o los ladridos de un perro triste. Se había ido a matar sus penas. Huía de lo perra que había sido la vida con ella. La quedaban lejos los recuerdos de días felices. Al final en su pecho un corazón que sangraba en forma de lágrimas. En realidad era libre pero no dejaba de estar encadenada a una dura rutina que la ataba y la amordazaba. Sentía que la vida se la iba. Que poco a poco moría por no hacer lo que pensaba y por no haber hecho lo que un dia creyó.

Esa noche llegó a su portal, intentó buscar las llaves en su bolso granate. Tardó un buen rato en encontralas y se decidió a abrir la puerta, la del portal y la de su hogar. Cuando entró en su
casa intento posar sus cosas, quitarse la ropa y descalzarse y al desprenderse de su segundo zapato cortó con la vida. Se abalanzó al piso y durmió para siempre

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