Fragmentos varios

Mira, mira... esto es lo que hoy te cuento. Hacia días que intentaba contarlo pero mi tiempo no da para más. Ahora rescato un tiempo muerto para escribir y recuperar un texto que anda vagando por internet y que me ha gustado desde el primer día que lo leí. Sencillamente es un fragmento breve pero intenso. Un fragmento que te hará pensar si lo lees con atención y además lo llevas al terreno tuyo. En estos momentos ando haciendo algo de diseño grafico, poca cosa lo reconozco. Por eso rescato este texto de escritor anónimo y basado e inspirado en un fragmento de João Cabral de Melo Neto. Ya verás, concéntrate, ambienta este momento con una música sueve, leve y que haga desconectar la realidad para entrar en el mundo donde todo es posible. Vuela mientras lees un momento.

"Comenzamos este cuaderno digital describiendo el color de nuestras ideas (que no lo son) y para ello adaptamos aquí un texto de João Cabral de Melo Neto. Él describe a la cabra. Nosotros a nuestro diseño, que emplea el negro. Mas nuestro negro no es el negro docto del ébano (que es casi azul) o el negro rico de jacarandá (más bien violáceo). El negro de La Albericia es el negro de lo negro, lo pobre, lo poco. Negro del polvo, que es ceniciento. Negro de la herrumbre, que es fosco. Negro de lo feo, a veces blanco. O negro de lo pardo, que es pardo. De eso que no tiene color porque es el negro más barato. Si el negro significa nocturno, el negro de La Albericia es solar. El suyo no es el negro noche. Es el negro del sol. Claridad. Será el negro de lo quemado más que el negro de la tiniebla. Negra es del sol que ha acumulado. Más bien como la hulla es negra. No es el negro de lo macabro. Negro funeral. Ni el luto del misterio, con los brazos cruzados, eunuco. Es el carbón del mismo negro. El de cock. El de la antracita. El que puede haber en la pólvora: no el de la muerte, el de la vida. El negro de La Albericia es el negro de la naturaleza de La Albericia."

Si no del todo van desencaminadas mis apreciaciones creo que el escritor tiene sensibilidad, pero el receptor que hace, como las antenas, de potenciador tiene aun más. Un receptor que creo conocer, que me gustaría conocer más. Sinceramente me dan buena espina las personas con paciencia, cosa que yo probablemente no tenga, las personas con tesón, que son solidarias, que cren que somos unos privilegiados y acostumbran a ayudar a los demás. Ese es el tipo de gente de la que me quiero rodear. Por eso siento la grandeza de esperar a reunir mi club. Siempre hay hueco para uno más.

Al Racing de Santander

Esta vez me toca enviar un mensaje...

Santander. Una ciudad. Un equipo. Una ilusión. Una pasión. Un minuto. Una lágrima. Un suspiro. Racing. La tensión. La vida. La tristeza. La alegría. Lo legendario. Sufrir. Gozar. Reir. Sentir.

Estimados jugadores del Racing de Santander y cuerpo técnico del mismo:

Vosotros, como a quien nos gusta el fútbol, tendréis un equipo del alma. Seréis forofos del equipo de vuestro barrio o de vuestra ciudad. Supongo que la vida no se valora por las veces que nos damos los leñazos sino por las que nos levantamos. Ahora hay que levantarse. Venirse arriba y creérselo. Luchar con esa camiseta que el día del partido será blanca y verde como si fuera la del equipo de vuestro barrio al que tanto añorais y quereis.

Pensad que mañana 24.000 almas estaran en el estadio, un recinto coqueto y pequeño, y os darán su aliento. ¿Acaso exite un recinto para llenarlo de ilusión? Creo que no.

Pedro; corre como sólo tu sabes. Gonzalo; ponle cabeza al juego. Óscar; lucha, entrégate hasta quedarte sin aliento. Pablo; equilibra a este equipo con la sangre y el sudor con lo que te has hecho notar en el Racing y en Primera División. Sergio; tan joven, desata la furia y el buen juego.

Creo que hablo por todos cuando digo que hacer soñar a una ciudad entera no tiene precio, no se materializa el valor, es incalculable. Mañana, os aseguro, no estareis solos. Teneis nuestro respaldo, nuestra comprensión, nuestro apoyo y nuestra fuerza.

Sacad el espíritu del que tanto se habla últimamente: "El espíritu Corocotta": gerrero cántabro que, en la antigüedad, no se dio por vencido ante los insistentes ataques de los romanos. No os deis por vencidos, aun es temprano. No penseis en abandonar. Nosotros no lo vamos a hacer.

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